Monday, October 03, 2005

LUZ.

Luz es una ciudad situada cerca de Alborj, que, según noticias de Persia, es donde vive la inmortalidad. El ángel de la Muerte no entra en Luz porque allí no tiene ningún poder. Según la tradición judía (“Enciclopedia Judaica”, VIII, 219) fue en Luz donde Jacob tuvo su extraño sueño con el ángel que se ha interpretado de tantas maneras y que aquí no interpretaremos de ninguna. Se dice que cerca de Luz hay un almendro cuyas raíces ocultan un hueco por el que se entra a un camino subterráneo de piedra que conduce a la misma ciudad Luz, que está completamente escondida. De aquí que la palabra “Luz” deriva de una raíz que designa todo lo que está oculto, cubierto, envuelto, silencioso, secreto. La palabra hebrea “luz” tiene corrientemente el significado de almendra (y de almendro, designando por extensión tanto el árbol como a su fruto), o de “hueso”, lo que está en el interior y además escondido; de aquí la idea de inviolabilidad que hace del almendro un símbolo virginal. La misma voz “luz” es un nombre dado a cierta partícula corporal indestructible, a la que el alma permanece unida tras la muerte y hasta la resurrección. Tal como el hueso abarca la semilla y la médula, esta “luz” contiene los elementos virtuales necesarios para la restauración del ser; concepción que aplica estrictamente la ley de analogía: lo que es arriba es como lo que es abajo, pero en sentido inverso. A Luz se le llama la Ciudad Azul, el color del zafiro que aparece normalmente en los sueños visionarios. Se dice que el color azul de la atmósfera se produce por la reflexión del aire sobre una de las caras de Luz, la cara meridional, que está hecha, justamente, de zafiro, y mira al conjunto del mundo terrestre en su estado actual. Su parte septentrional nadie sabe dónde mira. A su norte se le llama en sánscrito Uttara, es decir, la región más elevada; su sur se denomina Dakshina, la región de la derecha, es decir, el camino descendente del sol. Hay quienes insinúan que la forma de la ciudad, su trazado, semeja al cuerpo del hombre; porque es en el cuerpo humano, al fin, donde reposa cualquier embrión posible de inmortalidad. Se situaría Luz hacia la extremidad inferior de la columna vertebral, que se aclara recordando lo que la tradición hindú dice de la fuerza nombrada “kundalini”, que yace en nosotros en estado embrionario, no desarrollado, potentísimo. En nuestros países de América su morada se identifica también con la cavidad del corazón, desde donde, al despertar, se despliega recubriendo al hombre del sentido de lo eterno que hay en cada uno. Parece que la localización de Luz en la parte inferior del organismo se refiere a la condición de hombre caído que sostiene algunas creencias, y que en la arquitectura de la ciudad se hace evidente al ser un mundo subterráneo donde, de cualquier forma, se ubica generalmente este centro espiritual superior. Visita inferior a térrea, rectificando invenies ocultum lapidem, veram medicinam.
© Waldemar Verdugo Fuentes.