Monday, October 03, 2005

EL PAÍS DE LAS RUINAS CIRCULARES.

De ubicación incierta, posiblemente está en la desembocadura de algún río por el extremo sur del Mar Caspio, donde la lengua zend no está contaminada con el griego. En la isla hay una pequeña colina, y zarzas y cañas de mambú crecen a todo lo largo de la costa cenagosa. El rasgo principal de la región está constituido por las carbonizadas ruinas circulares de un templo primitivo, coronado por un tigre o caballo de piedra. Aquí se puede soñar a un hombre y hacerlo vivir, y la única prueba de su irrealidad es que el fuego no puede hacerle daño. El soñar un hombre completo lleva más de un año; soñar sus innumerables pelos, es quizás la parte más difícil de la tarea. Los hombres soñados actúan como sacerdotes del dios del fuego en otros templos rotos, cuyas pirámides sobreviven a las corrientes en contra; otros viven entre los hombres normales, que no se dan cuenta de su existencia, y todo viajero que desee comprobar su propia realidad puede hacerlo pasando la prueba del fuego, de práctica común en las ruinas circulares.
© Waldemar Verdugo Fuentes.